El mundo que quiere emerger, los ODS y el 5º Congreso de RSE.

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La pasada semana tuvimos el motivo perfecto para reencontrarnos con colegas de toda España: El 5º Congreso Nacional de RSE. La temática de este 2017 ha sido “La responsabilidad social en las alianzas público-privadas para el logro de los objetivos de desarrollo sostenible (ODS)”.

Los ODS son los Objetivos de Desarrollo Sostenible que 193 países de las Naciones Unidas han firmado para relevar a los Objetivos de Desarrollo del Milenio acordados en el año 2000 que abarcaban hasta el 2015. En los ODS se establecen 17 objetivos y 169 metas a conseguir antes del 2030, relacionadas con el fin de la pobreza, la reducción de desigualdades, la paz, la salud y el bienestar y sostenibilidad, entre otras.

Estos ODS deben alcanzarse en un contexto internacional que es de todo menos alentador. El triunfo de Trump en EE.UU, el creciente poder de la extrema derecha en Europa, la separación de Reino Unido…no parece el mejor caldo de cultivo para la generación de alianzas o la priorización de los derechos humanos y la acción por el clima. Existe una clara hipocresía en el comportamiento de muchos países firmantes del pacto que, en sus propios marcos jurídicos, contradicen lo firmado. Países que no permiten a las mujeres conducir pero que se comprometen a conseguir el objetivo número 5 de Igualdad de Género. Y qué decir de la negación del cambio climático… ¿Puede existir algo más destructivo para el planeta?

Está claro que, si queremos desanimarnos y ver el futuro apocalíptico, este es un gran momento para hacerlo. Existe otra alternativa. Y es preguntarnos ¿Qué vamos a hacer nosotros? Como bien apunta Otto Scharmer, profesor del MIT y Co-creador de u.lab, textualmente en este artículo: “La experiencia no es lo que nos pasa, si no lo que hacemos con lo que nos pasa”. Otto apunta a algunas acciones que podemos llevar a la práctica con lo que está pasando, entre ellas, pasar tiempo con gente diferente a nosotros. Cuando más diferente, mejor. ¿La razón? Aprender a desarrollar la empatía, la compasión. Aprender a centrarnos en lo que nos une y no en lo que nos separa y, así, construir un mundo opuesto al que estamos viviendo ahora mismo.

Es por ello, que, volviendo al congreso, ha sido un encuentro tan gratificante. Podemos decir que los ODS se encuentran más en fase de incubación que en fase de implantación. Si bien es cierto que en este nuevo plan las metas están mucho mejor definidas que en el anterior, lo cierto es que no se tiene muy claro cómo proceder para alcanzarlas. De esto se ha hablado mucho en Zaragoza, está claro que el “qué” consiste en crear Alianzas público-privadas, que se estrechen lazos entre gobiernos, empresas, tercer sector y sociedad civil.  El problema, es el “cómo”. Y esto es maravilloso. Es fantástico porque unas 200 personas nos pasamos dos días hablando, reflexionando y conjeturando acerca de cómo desde nuestras parcelas de responsabilidad, podríamos ser capaces de encontrar ese “cómo”. Es decir, como dice Otto, viviendo el presente con un ojo puesto en el futuro que quiere emerger. El que de verdad queremos que emerja.

Los representantes gubernamentales presentes en el congreso, han apuntado los avances que han ido haciendo en relación a los ODS. Cómo en sus planes estratégicos están integrando estos principios rectores y, poco a poco, van guiando la acción en la medida de lo posible, haciendo énfasis en el corto plazo tenido desde su aprobación. Así mismo, también han pedido ayuda a las empresas, y colaboración ciudadana.

Por parte de las empresas, parecen ser conscientes de que se tiene que hacer más con menos. Para ello, se ha comentado en varias ocasiones las posibilidades que la digitalización aporta en la productividad. Mucho se ha hablado también de las implicaciones que esto genera y generará a nivel de empleo y equidad. El sector empresarial, igualmente, ha manifestado la necesidad de una mayor implicación por parte de la administración con las empresas que se comprometen con los ODS, y por parte de la sociedad de consumo y su capacidad de premiar o castigar con su poder de compra.

El tercer sector tiene claro que necesita las alianzas más que nunca, y es consciente de que es imprescindible un modo de colaborar diferente, sobre todo a nivel de cooperación internacional.

Todos los actores concluyeron que es necesaria una nueva manera de relacionarnos, de generar sinergias basadas en la colaboración y la corresponsabilidad. La innovación social se presenta como la herramienta clave que necesitamos desarrollar, así como el compromiso y la responsabilidad individual previa a cualquier acción colectiva. Vivimos en un mundo interconectado que necesita la implicación de todos sus agentes para poder cambiar la realidad en la que vivimos en una más justa y equitativa. Y este es el momento de hacerlo.

Para terminar, nos gustaría nombrar la brillante intervención al cierre del congreso de Adela Cortina, Catedrática de ética y Filosofía Política de la Universidad de Valencia y Directora de la Fundación Étnor
. En su elocuente discurso, plagado de perlas que se encadenaban una tras otra, nos quedamos con esta “Una democracia no se construye con mediocres. Se construye con personas excelentes. Personas excelentes que ponen su excelencia al servicio de la comunidad”. Pues eso. Busquemos nuestra propia excelencia y la de nuestras organizaciones, y pongámosla al servicio del mundo para alcanzar los ODS.

Gracias Congreso Nacional de RSE, WP_20170202_11_21_41_Prosiempre es un placer 😉

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