Visto de naranja porque estoy comprometida con la educación basada en el respeto, la valoración y la igualdad de derechos de niñas y niños.

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La campaña ÚNETE para poner fin a la violencia contra las mujeres del Secretario General de las Naciones Unidas, administrada por ONU Mujeres, ha proclamado el día 25 de cada mes como “Día Naranja”: un día para actuar a favor de generar conciencia y prevenir la violencia contra mujeres y niñas.

Desde intheMOVE realizamos una entrevista todos los meses a mujeres con una gran trayectoria profesional, de ámbitos relacionados con los objetivos de trabajo de la ONU Mujeres y la conmemoración del 20 aniversario de la Conferencia Mundial sobre la Mujer en Beijing, analizamos las 12 esferas de especial preocupación.

Cada año, el 11 de octubre se celebra el Día Internacional de la Niña, y no es de extrañar que exista un día específico para ellas, el eslabón más débil de todo un grupo vulnerable por un sistema regido por el patriarcado, que históricamente ha dividido el mundo en dos realidades, asignando roles de género a cada uno de los sexos y marcando las relaciones de poder y dominio de los hombres sobre las mujeres. Prácticas como la mutilación genital, la preferencia de hijos varones con su consecuente infanticidio de niñas, el matrimonio precoz, el abuso sexual, o la discriminación en raciones alimentarias contra las niñas, constituyen el día a día en muchos países del mundo.

En España, sin embargo, nos enfrentamos a una realidad diferente. Si bien es cierto que pueden darse prácticas como las anteriormente citadas en determinados grupos, no es algo generalizable, no obstante, aún queda mucho camino por andar para lograr una igualdad plena de derechos entre ambos sexos.

Para profundizar en la realidad española de la Niña, y adelantándonos a la conmemoración del 11 de octubre, hoy contamos con Dolores Otero Neira, Directora del Colegio Plurilingüe N. S. Lourdes, en A Estrada.

Dolo Otero Neira. Directora del CPR Nosa Señora de Lourdes (A Estrada)
Dolo Otero Neira. Directora del CPR Nosa Señora de Lourdes (A Estrada)

¿Dolo, podrías hablarnos brevemente de tu formación y trayectoria profesional?

Recibí la formación básica en el Colegio que fundaron mis padres y desde muy pequeña sentí interés especial por el mundo de la enseñanza. Cuando acabé mis estudios de Ingeniería Química en la Universidad de Santiago, un poco saturada de cálculos, fórmulas y otros conceptos técnicos, decidí restar protagonismo a los procesos químicos y dedicar mis energías a los procesos de aprendizaje y el estudio de las relaciones humanas. En el Instituto Hune en Madrid inicié una “carrera” intensiva en Desarrollo Personal e Inteligencia Emocional y descubrí nuevas formas de aprender y enseñar que me apasionaron. Allí obtuve los títulos de Master de Comunicación Integral y Experto en Formación Familiar y Educación Evolutiva, por la Universidad de Alcalá. Compatibilicé mi trabajo como gerente de formación del Instituto Hune con mis estudios, obteniendo el título de Experto en Coaching y la certificación internacional de Coach de Equipos. Mi interés por la neurociencia me llevó a la realización diversos Master de Programación Neurolingüística en el Institut Gestalt de Barcelona y a la certificación en Coaching Wingwave por el Instituto Besser-Siegmund. Actualmente continúo formándome y simultaneo mi función como coach con un proyecto muy especial para mí, enseño Matemáticas a adolescentes y dirijo el colegio en el que me crié, el Colegio Plurilingüe N. S. Lourdes.

¿Cómo ha afectado el hecho de ser mujer en este desarrollo? ¿Cómo es el número de mujeres en puestos de responsabilidad en tu entorno profesional, (bajo o alto)? ¿Por qué crees que es así?

Siento que el hecho de ser mujer no me ha afectado especialmente en mi desarrollo. En mi familia, la opinión de mi madre y la de mi padre tienen el mismo valor, las tareas de casa se reparten equitativamente y mis dos hermanos y yo disfrutamos de los mismos privilegios y obligaciones.

Pienso que el entorno profesional del mundo de la formación es más amable con las mujeres que otros ámbitos. El número de mujeres en puestos directivos en educación es medio-alto, tanto en formación académica como en la no reglada. Lo cual es lógico, ya que el número de mujeres que se dedican a la formación es más elevado que el número de hombres. Históricamente ha sido así y actualmente esas diferencias también se están reduciendo. En los congresos y reuniones de equipos directivos en los que participo, percibo que las voces de las mujeres y las de los hombres suenan por igual y que las ideas de ambos son tenidas en consideración.

Los estereotipos de género establecen generalizaciones de cómo deben ser las personas en función de su sexo, son aceptados socialmente y está muy arraigados en la cultura, se interiorizan desde el nacimiento a través de todos los agentes socializadores, y la escuela es uno de ellos ¿pueden apreciarse desde su ingreso en la escuela? ¿Se acentúa con el paso de los años? ¿Has notado algún cambio a lo largo de tu experiencia profesional?

Sí, por supuesto que desde los primeros años se manifiestan los estereotipos. Ya cuando empiezan educación infantil con tres años, o dos años en algunos casos, observamos actitudes de los niños que revelan lo que aprenden en relación a los roles por géneros, fundamentalmente en sus hogares. Son imitadores excepcionales de sus modelos de referencia familiar, cómo hablan, cómo se mueven, cómo actúan, cómo comen, cómo se relacionan, cómo miran…Muchas personas no se imaginan la cantidad de información que obtenemos de las familias simplemente observando a nuestros alumnos.

¿Qué sucede cuando una niña quiere hacer de león en la representación teatral del festival de fin de curso?¿Y si un niño quiere hacer de mariposa?

Los primeros años de vida son decisivos, es cuando se instalan los valores fundamentales y los pilares de la persona. Y por ello hemos de estar muy atentos a cuáles son esas ideas que comienzan a arraigarse desde muy temprana edad, porque esas creencias con el paso de los años se hacen más poderosas. Los niños son muy permeables al entorno, tienen una capacidad de aprendizaje y de adaptación asombrosa, y el reto de los profesores en este sentido es conseguir que los prejuicios desaparezcan o al menos se reduzcan, cuanto antes, mejor. Nosotros, desde la escuela, luchamos cada día y nos esforzamos por mejorar la situación. Sin embargo, somos conscientes de que es imprescindible la colaboración de las familias. He comprobado en ocasiones cómo algunos niños cambian su actitud frente a sus amigas, hermanas, madres, tías, abuelas, etc. al atravesar las puertas del colegio, como si de algún modo asumiesen que son dos mundos diferentes con reglas distintas. Adolescentes que respetan a sus profesoras y cuando salen del colegio ningunean a sus madres. Padres a los que he tenido que atender en mi despacho por levantar la voz o hacer comentarios despectivos hacia las mujeres en reuniones con familias y profesorado. O mujeres que desprecian a otras mujeres. Imagino que algunos profesores también se comportan de modo distinto fuera de los colegios. Y es que los valores familiares, lo que aprendemos en casa, nos marca de un modo especialmente intenso. Hay hombres machistas y hay mujeres machistas. La desigualdad todavía existe en muchos hogares, aunque pase desapercibida, aunque quieran disimularla, aunque esté oculta.

Afortunadamente, en los últimos años se están produciendo grandes avances. Ahora, los libros de texto o recursos didácticos han evolucionado y tienen en cuenta la coeducación, los boletines de notas vienen firmados por madres y padres indistintamente, acuden a las tutorías ambos, cada vez más padres participan también de las tareas domésticas, cada vez más mujeres están implicadas en aportar una educación a sus hijas diferente a la que ellas recibieron siendo discriminadas… Me producen mucha ternura y admiración esas madres que apoyando a sus hijas consiguen transformar la sociedad.

La palabra clave para hablar de un futuro sin violencia hacia las mujeres es la coeducación, ¿podrías contarnos en qué consiste?

La coeducación es un método pedagógico que se basa en el principio de igualdad entre sexos. Promueve el equilibrio de género y la auténtica igualdad de oportunidades y de derechos de mujeres y hombres en la familia, en el mundo laboral y social. Fundamentalmente, coeducar implica valorar las diferencias de sexo como un elemento enriquecedor y desarrollar la corresponsabilidad entre hombres y mujeres.

¿Cómo se pone en práctica la coeducación de manera transversal en las escuelas españolas? ¿Son suficientes las directrices por parte del sistema educativo español para desarrollar estas competencias por parte de los profesores? Y, según tu percepción, ¿están los profesores implicados con la coeducación?

En el sistema educativo español existen pautas específicas en relación a la igualdad de oportunidades y a la valoración con independencia del género, recogidas en las leyes, donde están incluidas las programaciones generales de las materias. Además, existen proyectos de formación específicos para el profesorado. En mi opinión, las herramientas que existen, aunque siempre hay cosas que se pueden mejorar, son suficientes. Todos conocemos la teoría y la puesta en práctica depende de cada persona. Según mi criterio, los profesores estamos implicados en una educación en la que valoramos a las personas con independencia de sus características diferenciadoras específicas, como pueden ser el color de la piel, las creencias religiosas o el país de nacimiento, por lo tanto, diría que la coeducación para nosotros es algo que surge, o debería de surgir, de manera natural., depende del nivel de compromiso de cada uno.

Hoy en día, en las escuelas que conozco, existen multitud de actividades en las que se fomenta la coeducación: los juegos simbólicos ya desde educación infantil, en los que niñas y niños realizan tareas indistintamente y que antiguamente estaban asociadas específicamente a hombres o mujeres; el análisis crítico de anuncios publicitarios; los equipos de trabajo, de deportes o de juegos mixtos; los comentarios de texto de noticias vinculadas a temas de género; el homenaje o reconocimiento a personajes destacados tanto si son hombres como si son mujeres; los debates y asambleas sobre temas de igualdad, los programas de formación específicos tanto para el alumnado como para las familias; y, lo que según mi punto de vista es más importante, los alumnos están continuamente aprendiendo de sus modelos de referencia en los colegios, que son sus profesores y profesoras y otros trabajadores, que conviven en armonía y que son valorados por su profesionalidad, con independencia de su género. Creo que por encima de cualquier actividad o práctica pedagógica, la verdadera coeducación es aquella en la que los adultos son un ejemplo vivo de respeto, valoración y corresponsabilidad.

Existe otro fenómeno actual que agrava la situación, la sexualización de la infancia, en concreto, de las niñas. La publicidad, los salones de belleza infantiles, los concursos de belleza, la ropa… ofrecen productos que no se corresponden con la edad de los y las destinatarias, ¿Cómo afecta todo este bombardeo de cultura al cuerpo, a los y las niñas, y su futuro como hombres y mujeres? ¿Puede apreciarse esta realidad en las escuelas españolas?

Sí, por supuesto que la cultura al cuerpo afecta a las niñas y a los niños, lo vemos cada día en las escuelas. Entiendo que pongan atención a su físico y a su estética. ¿Quién de pequeña (y no tan pequeña) no deseó ser más guapa? ¿Quién no se ha fijado en la belleza de algún personaje admirado? Eso lo entiendo. Sin embargo, pienso que lo que está sucediendo se puede convertir en un tema excesivamente complejo en la sociedad. Me parece lógico que las niñas quieran parecerse a las famosas, que busquen modelos de éxito. La cuestión es ¿Cuáles son las personas consideradas exitosas en la sociedad actual?¿Qué tipo de mensaje estamos transmitiendo?¿Cuál es el canon de belleza actual?¿Dónde está la atención a la salud, la profesión, el deporte, el arte, la cultura?

Por otra parte, además de los mensajes externos, los pequeños están expuestos a los estímulos familiares. Me sorprende especialmente la actitud de algunas madres y algunos padres que, de repente, manifiestan un culto a su cuerpo, bajo mi punto de vista, excesivo. Y eso también afecta a los niños y a los jóvenes. Adultos inmaduros que compiten con sus hijos adolescentes a ver quién tiene mejor tipo o quién resulta más atractivo a los ojos de los demás. O, lo que es peor, adultos que rechazan la falta de “belleza” de sus hijos. Este tipo de situaciones me parecen peligrosas, y existen. Y es una cadena, si un adulto no se acepta físicamente, muy difícilmente podrá enseñar a un niño a aceptarse físicamente y la falta de aceptación es el primer paso hacia la generación de complejos, con sus consiguientes rechazos, tanto internos como a los demás. Creo que tanto familias como formadores deberíamos ser conscientes de ello y hacer lo posible por invertir esa cadena. Cuanto más se centre el foco en lo superfluo, menos nos podremos dedicar a cultivar los verdaderos pilares de la persona. Los procesos de conflicto, discriminación o violencia están frecuentemente asociados a niveles mínimos de autoestima y autoaceptación. Es por esto por lo que nuestra labor es formar a los niños y a las niñas a nivel emocional y aportar también recursos a sus modelos de referencia, hacerles fuertes e inteligentes. Si una persona se respeta, se valora y se acepta, sabrá cómo respetar, valorar y aceptar a las demás personas.

Y ya para terminar, te pedimos que completes la siguiente frase: Visto de naranja porque…

Estoy comprometida con la educación basada en el respeto, la valoración y la igualdad de derechos de niñas y niños. Creo en la corresponsabilidad de hombres y mujeres para construir una sociedad armoniosa en la que ambos géneros evolucionamos juntos. Visto de NARANJA, un color vital, que aporta ALEGRÍA, que representa ENTUSIASMO, CREATIVIDAD y TRANSFORMACIÓN, porque me siento afortunada en mi desarrollo como mujer y porque estoy dispuesta a colaborar con iniciativas geniales como las de intheMOVE para que cada vez más NIÑAS puedan decir algún día QUE SE SIENTEN FELICES SIENDO MUJERES. Gracias.

Muchas gracias a ti, Dolo!

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Una respuesta a «Visto de naranja porque estoy comprometida con la educación basada en el respeto, la valoración y la igualdad de derechos de niñas y niños.»

  1. Estupenda entrevista, leyéndola me surge una vez más la idea que en cada colegio debería funcionar una escuela de padres y madres, al menos con una reunión al mes para tratar temas como los que ha planteado Dolo en la nota. ¡Enhorabuena!

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