Visto de naranja porque quiero una vida sin violencia de ningún tipo y en la que todas las personas tenga la oportunidad de tener una vida digna de ser vivida.

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Hoy queremos hablaros de Emprendimiento Social en femenino y para hacerlo contamos con Monica Grau Sarabia (@monicagrau) Investigadora del Instituto de Innovación Social de ESADE Business and Law School y Directora de WISE.

La campaña ÚNETE para poner fin a la violencia contra las mujeres del Secretario General de las Naciones Unidas, administrada por ONU Mujeres, ha proclamado el día 25 de cada mes como “Día Naranja”: un día para actuar a favor de generar conciencia y prevenir la violencia contra mujeres y niñas.

Desde intheMOVE llevamos dos años realizando una entrevista todos los meses a mujeres con una gran trayectoria profesional. Hasta ahora, cada mes entrevistábamos a una mujer de un ámbito profesional diverso y relacionado con los objetivos de la ONU Mujeres y la conmemoración del 20 aniversario de la Conferencia Mundial sobre la Mujer en Beijing, analizandos las 12 esferas de especial preocupación. Sin embargo, este año hemos decidido centrarnos en temas emergentes, sobre los que no se habla tanto y en los que la mujeres no sólo desempeñan un importante rol, sino que existen toda una serie de condicionantes relacionados con el género que hacen que sus vivencias en estos temas se vean directamente influenciadas por el hecho de ser mujeres.

Hola Mónica! Podrías hablarnos un poco de tu formación y trayectoria profesional? ¿Qué fue lo que te llevó a especializarte en temas de género y emprendimiento?

Pues yo soy una psicóloga que siempre se interesó en la construcción de la identidad de la persona a través de la interacción con otras personas es decir, en sociedad; lo que se conoce como psicología social. Desde siempre me llamó mucho la atención como el “entorno laboral” puede convertirse en un espacio desarrollo personal y no solo una fuente de recursos económicos. Después de mis estudios en Valencia, pasé dos años en la Université Paul Valerie de Montpellier donde terminé la carrera Psicología, y de allí decidí hacer un Master en Desarrollo en el Institute for Development Policy and Management de la University de Manchester.

Después de trabajar en Londres como investigadora volví a España y me asenté en Barcelona, donde estuve unos años trabajando como consultora en Desarrollo Personal y Organizacional. Para entonces ya estaba muy interesada en la diferencia existente entre mujeres y hombres en la sociedad y sobre todo en el mundo de los negocios, por lo que me replantee mi carrera profesional y quise redirigirla a estudiar las causas de tal situación y también a participar, en la medida de mis posibilidades, como agente de cambio. Mi propia experiencia de emprendedora, trabajando a cuenta propia, y buscando las posibilidades de crear el entorno de trabajo que me ayudara a desarrollarme y ser feliz, me ayudó a entender que el emprendimiento a pesar de ser una opción de alto riesgo es una vía de desarrollo para tantas mujeres que no encuentran las oportunidades laborales deseadas dentro de estructuras empresariales establecidas.

Mi trabajo de investigación en mi tesis doctoral Deconstruyendo el Business por la equidad entre mujeres y hombres y de investigadora en el Instituto de Innovación Social, especialmente como Directora del proyecto Europeo WISE- Women Innovators for Social Business in Europe me permiten dedicarme a los dos objetivos que más me satisfacen; el estudio de las razones que nos han llevado a la falta de equidad y por otra parte los mecanismos que nos pueden ayudar a alcanzar una ciudadanía igualitaria para todas las personas.

¿Podrías definirnos qué es para ti el emprendimiento social?

Sin querer entrar en discusiones demasiado académicas, para mí es el proceso a través del cual se identifica un reto social y se busca una solución a éste a través de un modelo empresarial sostenible en el tiempo.

¿Son los mismo emprendimiento social e innovación social?

Esta pregunta también puede parecer sencilla sin embargo no está exenta de abundante discusión a nivel teórico. Sin embargo podemos decir que muchos académicos estarán de acuerdo en afirmar que innovación social es el paradigma dentro del cual se desarrolla el emprendimiento social. Todo emprendimiento social se supone que es innovación social pero no toda innovación social es emprendimiento social ya que puede formalizarse en modelos de colaboración publico-privada sin animo de lucro por ejemplo.

¿Qué papel juegan las mujeres en el emprendimiento social?

En primer lugar decir que las mujeres en el emprendimiento social juegan el mismo papel que en cualquier otro espacio público de la vida social, somos el 50% de la población y por tanto es esperable que estemos ahí al mismo nivel que los hombres.

En segundo lugar, podemos decir que desde una perspectiva de género el emprendimiento social ofrece a las mujeres la oportunidad de desarrollar actividades que tradicionalmente han desarrollado en el ámbito privado sin estar socialmente reconocidas o económicamente retribuidas, ahora en un formato empresarial.  El trabajo  de la mujer con valor social para la comunidad es algo que parece haber existido en casi todas las sociedades, aunque siempre se ha considerado más una labor y no un trabajo ya que carecía del elemento monetario.

¿Existen características atribuidas al género femenino que faciliten o dificulten la opción de emprender socialmente para una mujer? ¿Hay más o menos mujeres emprendedoras sociales que hombres? Y en relación con el emprendim“Visto de naranja porque - como “as (3)iento en general, ¿existen diferencias?

Yo que me considero ante todo feminista, creo que debemos ante todo trabajar para alcanzar la equidad de mujeres y hombres como ciudadanos iguales y algún día acabar por completo con el sometimiento de la mujer ante el hombre que desgraciadamente todavía existe aunque no nos resulte agradable aceptarlo. No soy partidaria de enfocar la perspectiva de género a la hora de abordar un tema desde el feminismo de la diferencia, atribuyendo a las cualidades diferenciadoras entre hombres y mujeres, entre otras cosas porque las personas somos muy complejas y las categorías de género ya nos han dado bastante dolores de cabeza. Hablemos de ciudadanos, desde la pluralidad en vez de género en dos categorías presupuestas homogéneas entre ellas.

Cómo comentaba en la pregunta anterior, las mujeres tradicionalmente han desempeñado las tareas del cuidado de la vida y de las condiciones de la vida desde el ámbito privado, siendo este el espacio del no reconocimiento. De ahí si que podemos entender que la orientación hacía tareas “sociales” de las mujeres  arrastra una gran tradición. El factor innovador es que esas tareas se lleven a cabo dentro de un formato empresarial en el que haya una transacción monetaria.

A parte de eso, no creo que existan diferencias significativas entre mujeres y hombres.

¿Cómo es la situación actual para una emprendedora social en España?¿Cuáles son sus mayores desafíos?

Podemos decir que los restos a los que se enfrentan las emprendedoras sociales son los mismos a los de los emprendedores, como por ejemplo encontrar fuentes de financiación adaptadas a las particularidades de las empresas sociales y modelos de negocios que permitan las sostenibilidad de sus empresas.

Adicionalmente, las mujeres tienen retos añadidos a la hora de emprender debido a los prejuicios culturalmente aceptados acerca de lo qué significa ser emprendedor, lo cual supone una serie de características específicas como en primer lugar se piensa en un varón, de media edad, con un perfil competitivo, autónomo, seguro de sí mismo, etc… No encajar en este “formato prestablecido” dificulta a la persona emprendedora el ser identificada por los otros como tal. Por ejemplo, si se trabaja desde la colaboración y se pide mucho asesoramiento puede interpretarse como un signo de “debilidad” y este caso es especialmente importante la hora de encontrar financiación privada.

¿Qué podemos hacer para mejorar estas situaciones que comentas?

Creo que desde dos vías:

  • por una parte trabajar para hacer visible el trabajo de las emprendedoras sociales, para influir en la percepción social de que el modelo de persona emprendedora puede ser diverso, y en estilos, características personales, etc. Y sobre todo que las mujeres son tan emprendedoras como los hombres cuando no tienen que hacer frente a desafíos adicionales a los hombres.
  • Y por otra parte, llevar a cabo lo que se conoce desde la estrategia de perspectiva de género que es la aplicación de políticas positivas que dan a un determinado grupo social, sea minoritario o que históricamente haya sufrido discriminación, un trato preferencial en el acceso o distribución de ciertos recursos o servicios así como acceso a determinados bienes, con el objetivo de mejorar la calidad de vida de aquellos grupos, y compensarlos por los prejuicios o la discriminación de la que fueron víctimas en el pasado. En el caso de las mujeres emprendedoras sociales, más herramientas de desarrollo a través de la formación, mentoring o coaching y más accesibilidad a recursos de financiación.

 Y ya por último, completa la siguiente frase: Visto de naranja porque… quiero una vida sin violencia de ningún tipo y en la que todas las personas tenga la oportunidad de tener una vida digna de ser vivida.

¡Muchas gracias Mónica!

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