Hoy os queremos acercar en este post una de las iniciativas más ilusionantes del panorama cultural gallego, la entrega de Premios Arzobispo Juan de San Clemente a tres novelas en la categoría de lengua gallega, lengua castellana y lengua extranjera. El pasado lunes, 27 de enero, los premiados en la XIX edición, Pedro Feijoo, Arturo Pérez Reverte y Petro Márkaris recibieron su galardón. Aquello que no conozcan este premio pueden pensar que la ceremonia de entrega tuvo lugar en un auditorio, en un teatro, en una galería… pero no, el evento tuvo lugar en el salón de actos de un instituto público de enseñanza secundaria, el IES Rosalía de Castro.
Lo poco convencional del lugar de celebración de la ceremonia de entrega no hace más que poner en relieve las peculiares características de este Premio. Hace ya veinte años, un grupo de profesores del centro decidieron crear este premio con el objetivo de fomentar la lectura entre sus alumnos del, por aquella, COU (actualmente 2ºBAC). Para ello eran nombrados miembros del jurado, siendo su criterio el único decisor. Además, la iniciativa se quiso extender a otros centros docentes, invitando cada año a cuatro institutos, uno de cada provincia gallega, a unirse al jurado. Pero aún hay más, los alumnos son el centro de la iniciativa participando activamente en todas sus fases. Además de jurado, presentan el acto, presentan a los premiados, preparan el material audiovisual y gráfico asociado al evento y comparten con los escritores unas horas de su día, intercambiando inquietudes, experiencias y vivencias.
El balance de estos años muestra un resultado muy abrumador, más de 300 alumnos han participado en esta iniciativa, más de 180 novelas leídas, y autores como Murakami, Vargas Llosa, Saramago, Javier Marías, Antonio Tabucchi, Gonzalo Navaza, Manolo Rivas, Paul Auster, Henning Mankell, María Reimónez, Almudena Grandes… compartieron pupitre en Compostela. Entre estos nombre se pueden encontrar escritores que habitualmente rechazan premios literarios o que se muestran huidizos ante eventos públicos pero que se muestran encantados de poder recibir este premio por sus características únicas, lo deciden y lo entregan sus más jóvenes lectores que conservan la «pureza» de quien se enfrenta a una hoja escrita sin ningún objetivo mayor que el del disfrutar de su contenido.
Este ejemplo sirve para ilustrar que no sólo las empresas privadas pueden emprender acciones de responsabilidad social o que las Administraciones Públicas canalizan las actuaciones más novedosas del ámbito sociocultural… sólo hace falta un grupo de personas que crean en un proyecto, que se comprometan y apuesten por él y que traten de que perdure en el tiempo.
