Visto de naranja porque ¡Quiero una sociedad feminista, igualitaria, sostenible y libre de discriminación!

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La campaña ÚNETE para poner fin a la violencia contra las mujeres del Secretario General de las Naciones Unidas, administrada por ONU Mujeres, ha proclamado el día 25 de cada mes como Día Naranja: un día para actuar a favor de generar conciencia y prevenir la violencia contra mujeres y niñas.

Desde intheMOVE llevamos dos años realizando una entrevista todos los meses a mujeres con una gran trayectoria profesional. Hasta ahora, cada mes entrevistábamos a una mujer de un ámbito profesional diverso y relacionado con los objetivos de la ONU Mujeres y la conmemoración del 20 aniversario de la Conferencia Mundial sobre la Mujer en Beijing, analizando las 12 esferas de especial preocupación. Sin embargo, este año hemos decidido centrarnos en temas emergentes, sobre los que no se habla tanto y en los que la mujeres no sólo desempeñan un importante rol, sino que existen toda una serie de condicionantes relacionados con el género que hacen que sus vivencias en estos temas se vea directamente influenciada por el hecho de ser mujeres.

Hoy contamos con Ana Fernández Salguero, pedagoga y experta en Género y Diversidad que desarrolla su actividad profesional en la Fundación CEPAIM.

¡Hola Ana! ¿Podrías hablarnos un poco de tu formación y trayectoria profesional?“Visto de naranja porque - como “as

Soy Licenciada en Pedagogía y me especialicé en mediación intercultural con perspectiva de género y en políticas de igualdad entre mujeres y hombres. Siempre he estado vinculada al tercer sector, trabajando en la sensibilización y asesoría a organizaciones en materia de gestión de la diversidad e igualdad. En la actualidad, estoy trabajando en un proyecto de sensibilización a empresas y organizaciones en materia de conciliación y corresponsabilidad, dentro del Programa Adelante.  Un programa que pertenece al Área de Igualdad, Gestión de la Diversidad y No Discriminación de  Fundación Cepaim y también soy activista en la Plataforma por los Permisos Iguales, intransferibles. (PPIINA).

 ¿Qué fue lo que te llevó a especializarte en género y diversidad?

Cómo muchas de las mujeres que trabajamos en cuestiones de igualdad y/o realizamos un activismo feminista, la propia experiencia personal de haberme encontrado en determinadas situaciones discriminatorias simplemente por ser una mujer (el acoso callejero o mal llamado “piropo”, que en una entrevista laboral te pregunten si tienes novio/quieres ser madre, recibir un trato diferenciado en la universidad, en el trabajo, etc.). ¡Y por supuesto, estar rodeada de buenas amigas, compañeras y compañeros feministas! 😉

Cuando cursé estudios de doctorado en diversidad sociocultural, realicé un seminario de feminismo e historia de educación de las mujeres qué hizo darme cuenta que ni la historia, ni los cuentos, son en realidad como nos contaron.  Existe un sistema patriarcal muy sibilino, encargado de mantener estructuras que impiden la igualdad real. Así también, las variables de la diversidad son muchas (identidad sexual, orientación afectivo-sexual, cultural, religiosa, origen étnico/racial, etc.); pero todas ellas deben ser tenidas en cuenta desde la perspectiva de género para lograr una transformación de la sociedad. Algo anda mal cuando existen “grados de ciudadanía” y cuando el patrón para pensar el mundo es el hombre, blanco y  heterosexual.

 Y si te pido una valoración así en general de cómo está España en estos temas, ¿Qué me dirías?

 ¡Un pasito hacia delante y dos pasos hacia atrás! Si hacemos una visión general, los avances en materia de igualdad entre mujeres y hombres han sido muchos, pero insuficientes. No podemos aspirar a un poquito de igualdad,  debemos aspirar a la igualdad total.

Así también las políticas de austeridad han afectado negativamente a los derechos de las mujeres en general (todos los recortes que se han realizado en el ámbito público han afectado a los sectores feminizados como son, por ejemplo, los servicios sociales, la sanidad, la educación, etc.). Pero también a las mujeres y hombres migrantes… Todas estas políticas han provocado un retroceso, aumentando la brecha de género y la desigualdad económica.

Y en el ámbito empresarial, cuando hablamos de gestión de la diversidad,  es cierto que muchas organizaciones han comenzado a implementar políticas desde el argumento económico (gestionar la diversidad es rentable económicamente), pero creo que hay ejemplos y buenas prácticas que incorporan un argumento ético y qué realmente desean crear entornos laborales igualitarios, inclusivos y compatibles con las vidas de las personas.

A pesar los retrocesos citados, creo que existen contextos esperanzadores. Comienzan a producirse políticas que realmente desean provocar una transformación a nivel local y a nivel organizacional. Experiencias con un interés profundo por aplicar una responsabilidad social real y por el bien común, como por ejemplo, aquellas políticas que incorporan la promoción de la igualdad y diversidad, mediante cláusulas sociales en la contratación pública o que realizan una gestión responsable en todas las áreas de una organización y no sólo por reputación o posicionamiento de una “marca”.

Tú te encargas de proyectos dirigidos a empresas en el área de igualdad ¿En qué consisten estos proyectos? ¿Qué les aportan a las empresas?

Considero que para lograr una sociedad inclusiva e igualitaria y unos territorios responsables y cohesionados, es necesario trabajar con diferentes grupos de interés y agentes, como son las empresas, administraciones y entidades.

Los proyectos que están destinados a las organizaciones, pretenden ser una herramienta que facilite la implementación de políticas de igualdad y diversidad.  Nuestro objetivo es asesorar, formar y organizar encuentros para que las organizaciones realicen una gestión adecuada, ética, igualitaria,  responsable, que cumpla los derechos humanos, etc.

La experiencia con las organizaciones que venimos trabajando ha sido positiva, especialmente cuando éstas desean hacer las cosas bien y cumplir con la ley, pero también cuando existe una voluntad de cambio.  Nuestro objetivo es que podamos cooperar y trabajar conjuntamente. No solo ser prestadoras de un servicio de manera puntual, o en la implementación de medidas que solo se realicen a nivel estético.

 ¿Es un plan de igualdad suficiente para cambiar la cultura de una organización basada en principios patriarcales?

¡Definitivamente no! Los planes de igualdad pueden ser una herramienta muy potente para eliminar situaciones discriminatorias, pero depende de cómo se hayan hecho. Hay planes de igualdad, tanto en la administración pública como en organizaciones privadas muy buenos, pero otros, son papel mojado. De nada sirve si después esas medidas no se implementan correctamente o si éstas continúan reproduciendo desigualdades. Un ejemplo muy claro sucede con las medidas de conciliación, asumiendo que conciliación es igual a familia y, por lo tanto, responsabilidad de las mujeres.  Esto sucede por qué en las organizaciones  hay una cultura patriarcal que limita el acceso de las mujeres a puestos de tomas de decisiones, etc. etc. Y, también, por qué nuestras políticas públicas todavía no son igualitarias. Sucede así que los permisos por nacimiento y adopción, no son iguales, intransferibles y remunerados al 100%. No puede existir igualdad real si estos permisos son transferibles y no tienen la misma duración para mujeres y hombres, porque continuamos haciendo únicas responsables del cuidado a las mujeres, porque limitamos el potencial cuidador de los hombres y porque no estamos teniendo en cuenta la diversidad familiar (por ejemplo ante una pareja compuesta por dos mujeres o dos hombres).

¿Qué me cuentas con respecto a la comunicación tanto interna como externa de las organizaciones con respecto a género y diversidad?

Existen algunas organizaciones qué tienen voluntad  de cambio y qué se han preocupado de gestionar la diversidad interna y externa adecuadamente. Normalmente aquellas que creen de verdad que la igualdad y la gestión de la diversidad son necesarias para ser una empresa innovadora, son aquellas que comunican bien en la diversidad y su diversidad,  pero aún hay muchos retos y agenda pendiente.

Por un lado hay organizaciones que solo están teniendo en cuenta la cuestión externa o a la clientela para vender su producto. Aún somos espectadoras de publicidad, anuncios y demás contenidos e imágenes sexistas que invisibilizan otras variables de la diversidad (étnica o racial, religiosa, familiar, etc.). A pesar de las críticas que muchas de estas organizaciones han tenido por su publicidad discriminatoria, aún hay empresas que reproducen este tipo de estereotipos y prejuicios.

Recientemente hemos podido ver en redes y televisión una publicidad muy concreta, donde se visibilizaba a las mujeres y ciertas situaciones que son objeto de presión social para nosotras. Si bien la publicidad de este tipo es mucho mejor que la típica donde las mujeres ponemos la lavadora, no debemos perder el norte. Por ejemplo en las representaciones que se realizan en este tipo de anuncios. Pongamos atención si en alguna ocasión son protagonistas mujeres negras, mujeres con alguna discapacidad, si se representa diversidad de cuerpos o por el contrario el patrón siempre es una mujer delgada, blanca, heterosexual, etc.

También considero que hay una resistencia a utilizar un lenguaje inclusivo y no sexista tanto a nivel interno como a nivel externo. Todavía presenciamos un lenguaje masculino en  comunicados, páginas Web, etc. Y el lenguaje es una herramienta muy potente para provocar cambios internos y externos.

En definitiva, las empresas que comunican bien y responsablemente, tanto a nivel externo e interno, es por qué hacen una gestión y trabajo interno real. Eso sin olvidar que las organizaciones están compuestas por personas, y que hay muchas trabajadoras y trabajadores con motivación y deseos de modificar estas cuestiones en sus equipos y en su empresa.

Parece que hablar de machismo, patriarcado o feminismo son palabras muy agresivas y sin embargo el término “micromachismo” parece que se utiliza como una expresión más “políticamente correcta”, ¿Qué opinas del mismo?

Lo políticamente correcto siempre es hablar de igualdad de género e igualdad de oportunidades, etc. Hay muchas mujeres y muchos hombres que dicen: “No soy ni machista, ni feminista” o “No soy feminista pero quiero igualdad entre mujeres y hombres” Y en realidad hay una confusión total con respecto al termino y los objetivos de los feminismos.  Pero como decíamos anteriormente, el patriarcado una vez más tiene sus estrategias para que el feminismo sea un término demonizado.

Hace poco fui a una jornada de igualdad en el ámbito empresarial y me encantó escuchar a algunas mujeres posicionarse como feministas. También poder entrevistarme con algunos trabajadores, emprendedores sociales, hombres, que hablan de feminismo con total naturalidad y sin miedo a sentirse interpelados por hablar de ello.  Esto nos hace ver que hay cambios, pequeños, lentos pero esperanzadores, aunque como diría un buen amigo mío “hasta los hombres que estamos en temas de igualdad tenemos un lado oscuro que nos recuerda que debemos seguir trabajando con relación a nuestra masculinidad”

En mi opinión se deben utilizar todos esos términos por qué son los que llaman a las cosas por su propio nombre: en un sistema patriarcal, los feminismos son la clave para avanzar y eliminar la desigualdad.  “Micromachismos” fue un término que se empezó a utilizar para nombrar los “aparentemente” pequeños machismos cotidianos. No creo que exista una mayor aceptación del término, quizás de primeras por lo micro, que en realidad tan micro no son.  Creo que la labor de Ana Requena en la campaña de “micromachismos” de El diario fue excelente y brillante parar visibilizar lo invisible.

 El año pasado fuiste una de las coordinadoras del II RSEncuentro que organizó la Fundación CEPAIM en la que trabajas y este año somos nosotras las responsables del tercero, contando con tu apoyo en el grupo de Género y Diversidad. Gracias al trabajo de vuestro grupo, contaremos con una ruta de tapas feminista para poner en valor las mujeres que han hecho historia en la ciudad ¿Crees que deberían existir comisiones o grupos específicos para trabajar estos aspectos en todos los tipos de eventos y congresos o aquí cobra mayor sentido por ser un tema de Responsabilidad Social?

¡Claro que sí! Es importante concienciar que la igualdad no es cuestión de acción social, o una cuestión de las ongs o de las entidades sociales. Precisamente porque hablamos de responsabilidad social, y esto incluye a todos los grupos de interés, cualquier evento, congreso o acción formativa, debe incorporar la perspectiva de género.

En ocasiones es complicado de llevar a cabo, especialmente cuando hay muchas personas involucradas en una comisión o se trabaja en la distancia. Creo que la clave y el reto es que no sólo se tengan en cuenta medidas de acción positiva que visibilicen a las mujeres o que atiendan a la cuestión de paridad, también es necesario tenerlo en cuenta en las cuestiones transversales,  en el lenguaje no sexista e inclusivo o en la elección de los contenidos.

 Y ya, por último, completa la siguiente frase: Visto de naranja porque…

¡Quiero una sociedad feminista, igualitaria, sostenible y libre de discriminación!

¡Muchas gracias Ana!

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