La hora de la naturaleza

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Con este título tan contundente se celebra hoy, 5 de junio, el Día Mundial del Medio Ambiente. Este tipo de efemérides, promovidas por la Asamblea General de las Naciones Unidas, permiten concienciar y sensibilizar a la sociedad sobre distintos temas de interés como pueden ser los derechos humanos, el desarrollo sostenible y la salud.


Imagen de Rob Hampson en Unsplash

Y es que este año es necesario, más que nunca, poner el foco en el planeta. Este período de parada al que nos ha obligado a recurrir la COVID-19, debe servir para hacernos reflexionar sobre qué futuro queremos para nosotras, nuestros hijos e hijas y para nuestro planeta. 


Imagen Graeme Mackay

Personas vinculadas al ámbito de la ecología y el cambio climático como Jesús M. Linares, doctor en Ciencias Físicas y director de la ONG Sustenta, o Fernando Valladares, doctor en Ciencias Biológicas e investigador del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), señalan que la crisis epidemiológica y la climática son dos caras de la misma moneda. Y es que está científicamente demostrado que la pérdida de biodiversidad aumenta el riesgo de zoonosis (transmisión de enfermedades por parte de los animales a los humanos). Y la COVID-19 es el ejemplo de esto.

Esto es muy fácil de entender, el cambio climático y la deforestación hace que los ecosistemas pierdan riqueza. Hay especies intermedias que desaparecen y hacen que los seres humanos estén en contacto con especies a las que antes no accedían y, en consecuencia, estemos más expuestos a ellas. Peter Daszak, ecólogo y director del equipo de investigación que identificó a los murciélagos como origen del SARS, comenta en una entrevista publicada en marzo en la BBC que se estima que en las zonas más escondidas del planeta hay 1,7 millones de virus sin descubrir. La pérdida de la biodiversidad con la deforestación e, incluso, el tráfico de especies aumentan los riesgos de una nueva pandemia como la actual.

Seis datos sobre la conexión de la naturaleza y el coronavirus

Las personas investigadoras que trabajan en el Programa de las Naciones Unidas por el Medio Ambiente (PNUMA) han estado, durante todo este tiempo, recabando información sobre el coronavirus y su contagio. Y es que alrededor del 60% de todas las enfermedades infecciosas en los humanos y del 75% de las enfermedades infecciosas emergentes son zoonóticas


Imagen PNUMA

Si bien aún no hay conclusiones claras, señalan seis evidencias que se deberían tener en cuenta para que “la nueva realidad” no vuelva a ser como la antigua y evitar caer en unos pocos años en los mismos errores.

  1. La interacción de los humanos o el ganado con la vida silvestre los expone al riesgo de propagación de patógenos potenciales. Para muchas zoonosis, el ganado sirve como un puente epidemiológico entre la vida silvestre y las infecciones humanas.
  2. Los impulsores de la aparición de enfermedades zoonóticas son los cambios en el medio ambiente, usualmente como resultado de actividades humanas que provocan alteraciones en el uso del suelo, en el clima, en los animales o huéspedes humanos y en los patógenos, que siempre evolucionan para explotar nuevos huéspedes.
  3. Los virus asociados con los murciélagos surgieron debido a la pérdida de sus hábitats a causa de la deforestación y la expansión agrícola. Los murciélagos juegan un papel importante en los ecosistemas al ser polinizadores nocturnos y depredadores de insectos.
  4. La integridad de los ecosistemas sustenta la salud y el desarrollo humanos. Los cambios ambientales inducidos por el hombre modifican la estructura de la población de vida silvestre y reducen la biodiversidad, lo que resulta en nuevas condiciones ambientales que favorecen a los huéspedes, vectores y / o patógenos particulares.
  5. La integridad de los ecosistemas puede ayudar a regular las enfermedades al promover la diversidad de especies para que sea más difícil que un patógeno se extienda, amplifique o domine.
  6. Es imposible predecir de dónde vendrá el próximo brote o cuándo será. La evidencia creciente sugiere que los brotes o enfermedades epidémicas pueden volverse más frecuentes a medida que el clima continúa cambiando.

PNUMA (2020)

Y ahora, ¿qué?

Ahora es necesario valentía y responsabilidad. Todas las personas, gobiernos y sociedad civil, empresas y organizaciones públicas sean valientes para abordar conjuntamente un cambio de modelo de sistema de vida. Tenemos que dejar de maltratar al planeta y apostar definitivamente por la economía verde y, se da la circunstancia, que ya tenemos una herramienta para avanzar sobre ello: el Pacto Verde Europeo

En este contexto, se ha lanzado una iniciativa en Europa de agentes muy diversos, la Green Recovery Alliance , que defiende que las políticas de estímulos deben ser efectivas desde el punto de vista económico y social y, a la vez, estar alineadas con las políticas de sostenibilidad y biodiversidad, que son esenciales. Esta iniciativa se apoya en el Pacto Verde Europeo como estrategia de crecimiento basado en tres pilares: digitalización, descarbonización y resiliencia. Ya son muchas las personas, empresas, ONGs… que se han sumado a esta iniciativa firmando el Manifiesto por una recuperación económica sostenible.

Y también es importante actuar con responsabilidad. Responsabilidad en nuestras esferas privadas y públicas. Involucrarnos en el cuidado real de la biodiversidad, reduciendo el impacto ambiental de nuestras acciones. Tomando conciencia del rol vital que sobre nuestra salud tiene el planeta. Responsables con el planeta, responsables con las personas.

https://youtu.be/aachhttps://youtu.be/aach4X6CGtI4X6CGtI

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