El cambio climático es uno de los principales problemas ambientales a los que se enfrenta la sociedad actual. Las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) y la pérdida de masa forestal en todo el planeta, son las principales causas del cambio climático.
A día de hoy, la mayor parte de las actividades que realizamos (desplazamientos, alimentación…) y los bienes que poseemos y utilizamos implican un consumo de energía que, directa o indirectamente, emiten GEI a la atmósfera. De todos los GEI de origen antropogénico, el CO2 es el más importante, llegando a contribuir en más de un 70% de la composición total, según el Panel Intergubernamental de Cambio Climático. Esto es debido a que el aumento más importante de las emisiones de GEI proviene de los sectores de suministro de energía, transporte e industria.
Por esta razón, uno de los indicadores ambientales más representativos en la actualidad es la huella de carbono, que permite cuantificar la cantidad de emisiones de GEI (en toneladas de CO2-equivalente) que son debidas a una actividad cotidiana o la comercialización de un bien o producto. Este análisis debe abarcar todas las etapas de su ciclo de vida (desde que se adquieren las materias primas hasta que es gestionado el residuo final, en caso de productos).
La huella de carbono también es un indicador aplicables a las organizaciones, midiendo su contribución como entidad socialmente responsable, y a ciudadanos, como elemento de sensibilización y concienciación ambiental. Precisamente por su potencial pedagógico y de seguimiento del comportamiento ambiental de todo tipo de organizaciones, cada vez más las Administraciones Públicas están a desarrollar programas de mitigación de las emisiones de GEI basados en la medición de la huella de carbono.

La iniciativa más reciente ha sido aprobada el pasado viernes 14 de marzo por el Consejo de Ministros y es el Real Decreto por el que se crea el Registro Nacional de Huella de Carbono, Compensación y Proyectos de Absorción de Dióxido de Carbono. El objetivo del registro, que es voluntario, es que las empresas calculen y reduzcan su huella de carbono y que la registren voluntariamente. Posteriormente, podrán compensarla a través de proyectos de absorción o sumideros forestales que estén localizados en España, con lo que también se impulsará la creación de masas forestales que absorben el CO2.
El Real Decreto cuenta con tres secciones:
- Primera: dirigida a las empresas que calculen su huella de carbono y que la quieran registrar oficialmente, con lo que obtendrán un sello nacional que lo acredite.
- Segunda: incluirá un registro de empresas y entidades que cuenten con proyectos forestales en España.
- Tercera: permitirá conectar a las empresas que quieren compensar su huella de carbono con las que tienen los proyectos en territorio nacional, de manera que dicha compensación se haga en España, a través de sumideros forestales.